De continuar las ventas internas en esos niveles y no incrementarse las exportaciones, se acentúa el riesgo de viabilidad de la industria cementera, una de las de más arraigo que existe en España.

De hecho y hasta la fecha, varios grupos cementeros se han visto obligados a llevar a cabo drásticas reducciones de capacidad productiva, lo que irremediablemente se ha traducido en importantes ajustes de plantilla o en la puesta en marcha de Expedientes de Regulación de Empleo. En 2007, el sector en su conjunto daba empleo directo a 7.730 trabajadores, mientras que en la actualidad esta cifra se ha reducido en más de un 33% hasta los 5.158 empleados. Si no se consigue frenar la caída del consumo con el apoyo de las administraciones, la reactivación de la obra pública y el incremento de las exportaciones, no es descartable que el ajuste en la capacidad instalada del sector continúe, a pesar de todos los esfuerzos que está realizando la industria cementera para mantener su viabilidad.

En este sentido, el director general de Oficemen, Aniceto Zaragoza, explicó que “las exportaciones estimadas para este año probablemente no superen los 6 millones de toneladas, menos de la mitad que en los años ochenta, cuando en plena reconversión industrial se alcanzaron los 13 millones de toneladas”. Y añadió que es imprescindible establecer un marco regulatorio que permita al sector ser competitivo. “Un primer paso para ello podría ser que el Gobierno tuviera en cuenta las enmiendas presentadas al proyecto de Ley sobre medidas fiscales y sostenibilidad energética. Estas propuestas tienen como objetivo paliar el grave impacto que sufrirá la competitividad industria, ya muy resentida por la actual crisis y por los incrementos continuados en la factura eléctrica”, dijo Zaragoza.