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El consumo de cemento en España se ha reducido un 11,6% al cierre del tercer trimestre, lo que sitúa el consumo en los nueve primeros meses del año en 9.857.824 toneladas, casi 1,3 millones de toneladas menos que en el mismo período de 2019, según los últimos datos de la Estadística del Cemento.
En el mes de septiembre, el consumo de cemento ha crecido un 0,9%, que en valores absolutos representa 1.246.355 toneladas de cemento,10.000 toneladas más respecto a septiembre del año pasado. “Este leve valor positivo, no cambia la tendencia fuertemente negativa del año, y que, como ya hemos indicado, probablemente haga que cerremos el ejercicio 2020 con una caída del 11%, situándolo en 13,1 millones de toneladas, frente a los 14,7 millones de toneladas del año 2019″, explica el presidente de Oficemen, Víctor García Brosa.
En cuanto a la evolución del consumo de cemento en el año móvil (ago’19-sep’20), el diferencial se sitúa en una caída del 7,9%. En los últimos 12 meses se han consumido en España 13.408.249 toneladas, 1.157.243 toneladas menos que durante el mismo periodo anterior.
Las exportaciones vuelven a los números rojos en septiembre
El mes de septiembre ha roto el crecimiento experimentado por las exportaciones durante julio y agosto, registrando una caída del 16,5%, lo que supone una pérdida cercana a las 100.000 toneladas. En el acumulado del año, las exportaciones caen por encima del 8% (siete décimas más que en agosto) y acumulan ya una caída cercana a las 400.000 toneladas.
“La evolución negativa de las exportaciones y el repunte de un 21% de las importaciones en el mes de septiembre, coloca nuestra balanza comercial en una situación más que preocupante. El elevado coste energético y de las emisiones de CO2 de nuestra industria frente a otros países, sigue mermando nuestra competitividad. Especialmente en lo que respecta a las emisiones de carbono, consideramos urgente la puesta en marcha desde la Unión Europea de medidas de ajuste en frontera. De poco sirve establecer un sistema para reducir las emisiones de CO2 en Europa, si se permite la importación de productos sin el coste asociado del carbono, bien sea cemento o clinker, de otras zonas geográficas con una legislación ambiental más laxa”, añade Víctor García Brosa.
Fuente: Oficemen
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