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A día de hoy, en torno al 47% de la energía producida a nivel mundial es consumida por edificios y construcciones. Un dato que nos da una pista acerca del por qué resultaba necesario incorporar nuevas exigencias al Código Técnico de la Edificación (CTE), en una búsqueda por aliviar el problema del consumo energético en consonancia con la legislación y los retos europeos. Desde la AEA dan la bienvenida a la incorporación de estas nuevas exigencias y analizan cómo este nuevo documento afecta o puede llegar a afectar al aluminio como material por el que decantarse desde el sector de la construcción.
El nuevo CTE quedó aprobado en diciembre del pasado año. Su cumplimiento será de carácter obligatorio para todas aquellas nuevas construcciones que se inicien a partir de finales de septiembre de 2020. En cuanto a los plazos de aplicación voluntaria, la crisis del coronavirus ha hecho que, para el cómputo final, se sume a la fecha de finalización original (el 27 de junio de 2020) el periodo, en días naturales, correspondiente a la duración del estado de alarma.
Tres son los aspectos fundamentales que se han visto afectados con este nuevo Código Técnico y los cambios que incorpora. A grandes rasgos, se trata del ahorro de energía, de las exigencias básicas de salubridad de los edificios, y de la seguridad contra incendios en los mismos. De entre ellos, debemos poner el foco en el primer punto, pues lo actualizado en este sentido afecta a cerramientos y, en general, a cualquier sistema arquitectónico o de fachadas de aluminio, de forma que tendrá que contribuir al cumplimiento de los requerimientos mínimos exigidos para las nuevas construcciones.
Inés Gómez Arroyo, responsable del Departamento Técnico de ASEFAVE, explica que “la modificación del CTE afecta fundamentalmente al Documento Básico de Ahorro de Energía (DB-HE), que incide en la habitabilidad. Algo que ha venido motivado por la transposición de la Directiva Europea de Eficiencia Energética de edificios 2010/31/UE, fundamental para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y ahorro energético”. Algo que cada uno de los Estados Miembros tendrá que incorporar a sus ordenamientos.
El aluminio, un sector al día en las exigencias del nuevo CTE
Inés Gómez Arroyo afirma que “desde un punto de vista tecnológico, el sector del aluminio ya dispone de soluciones para cumplir el actual CTE (no solo ventanas, también fachadas, elementos de protección solar...). Quizás el reto más importante es que el Código ha evolucionado de marcar unos valores de obligado cumplimiento para los distintos elementos de la envolvente del edificio, a justificar el cumplimiento a través de indicadores globales del edificio”. Jon de Olabarria, Secretario General de la AEA, señala que “de este modo, se trata de un ejercicio y un trabajo colaborativos, de contribución global de todos los elementos integrantes de los nuevos proyectos de edificación, y desde el sector del aluminio hemos invertido todos los esfuerzos y progresos posibles para que nuestra aportación sea todo lo óptima, solidaria y recíproca posible”.
El Secretario General de la AEA dice que “el del aluminio es un sector que llega con los deberes hechos a las exigencias que impone este nuevo CTE. Hemos estado atentos ya desde los primeros esbozos que han ido apareciendo para tomar en consideración cada una de las novedades que se iban trazando y comprender que, de ahora en adelante, cada elemento constructivo debe contribuir junto al resto a cumplir con los nuevos objetivos exigibles”.
Gómez Arroyo indica que “los sistemas de aluminio tendrán que ser considerados desde el inicio de la concepción de los proyectos. Con este nuevo CTE será fundamental un diseño adecuado del edifico y de sus huecos, que tenga en cuenta desde la fase inicial la orientación del edificio, la compacidad del mismo, la proporción de huecos que se tiene y las protecciones solares que es necesario instalar para poder alcanzar los valores de baja demanda energética de este nuevo CTE. La modelización y definición de una envolvente térmica adecuada será una fase fundamental a desarrollar por los prescriptores con ayuda de los fabricantes de los sistemas de carpintería. Un buen diseño de la envolvente será básico para cumplir los requisitos del Documento Básico de Ahorro de Energía”, algo para lo que el sector de los cerramientos del aluminio, dicen ambos, está listo.
La idoneidad del aluminio como material en consonancia a las exigencias del nuevo CTE
Varios son los aspectos que deberán cumplir cada uno de los elementos que compongan las edificaciones del futuro. En lo referente a las carpinterías, explica Inés Gómez, “el Código Técnico de la Edificación marca los requisitos que estas tienen que cumplir no solo desde el punto de vista térmico, sino desde diferentes aspectos relacionados con el aislamiento acústico, salubridad, resistencia al viento, etc., garantizando una adecuada calidad de los huecos que se incorporan y con las prestaciones a lo largo del tiempo. Así, las soluciones basadas en aluminio deberán cumplir no solo los requisitos térmicos, sino también el resto de las exigencias del CTE garantizando la vida útil de las edificaciones a lo largo de tiempo. En este sentido, el aluminio destaca por su versatilidad; son diversas las aplicaciones en que se encuentra en la envolvente del edificio. Además, desde el punto de vista medioambiental su elevada reciclabilidad favorece aún más su uso”.
Del aluminio destacan su durabilidad, su capacidad aislante, la escasa necesidad de mantenimiento, su versatilidad y maleabilidad, pero también su dureza y resistencia, que favorecen la seguridad de los espacios. Y no solo eso; también, debemos resaltar que el aluminio es un material total e infinitamente reciclable sin que por ello mermen sus cualidades. Además, para el proceso de reciclado precisa tan solo un 5% de la energía que fue necesaria para producir aluminio primario. En este punto, debemos recordar que sectores como los de la construcción y la automoción ya reciclan más del 90% del aluminio.
Con todo, afirma de Olabarria, “el aluminio ayuda a garantizar la existencia de edificios más seguros, más habitables, más duraderos, de mayor calidad y más sostenibles. El aluminio facilita la adaptación del sector de la construcción a la estrategia de sostenibilidad económica, energética y medioambiental marcada en esta normativa, haciéndolo idóneo en el camino hacia la implantación de un modelo de Economía Circular”.
Inés Gómez señala que “la evolución normativa, y no solo del CTE, tiende a soluciones a nivel de edificio, el material no es tan decisivo, sino su contribución a indicadores globales del edificio”. En este sentido, pone como ejemplo de Olabarria, “las ventanas de aluminio cumplen de sobra con los valores U más restrictivos, garantizando un confort interior y un ahorro energético y contribuyendo con su acción a lograr los objetivos globales de todos los componentes”. En definitiva, sostiene, “el aluminio está muy vinculado y comprometido con este CTE, ya que este material cumple ampliamente todos los requisitos que se marcan en esta normativa como parte de la envolvente del edificio”.
“No todo acaba con el CTE”, dice la responsable del Departamento Técnico de ASEFAVE; “la tendencia es a crear edificios no solo eficientes energéticamente sino también confortables, con el menor impacto ambiental posible y que generen el mínimo de residuos, valorándose su reciclabilidad o su reúso. Con estos criterios, el aluminio se asegura una larga vida en el sector de la edificación”.
La acción sectorial, fundamental en la preparación para el nuevo escenario
Gómez Arroyo explica que “el borrador inicial de modificación del Código Técnico se publicó en junio de 2018, y desde ese momento hasta la fecha de publicación definitiva el 20 de diciembre, ha transcurrido un periodo en el que se ha intentado desde las asociaciones sectoriales dar a conocer las líneas fundamentales de modificación de este Código Técnico con los nuevos indicadores relativos al consumo de energía, y al control de la demanda energética del edificio, en el que los huecos de la edificación juegan un papel fundamental”.
Señala Jon de Olabarria que “el objetivo ha sido contribuir a que las empresas del sector estén preparadas para la modificación de este Código Técnico, un trabajo al que hemos contribuido asociaciones como la AEA o ASEFAVE, que en distintos congresos ha contribuido como parte del Comité Técnico a reflexionar sobre las modificaciones del CTE y sobre el futuro y los retos que este representaba”.
Inés Gómez advierte de que “acostumbrados a trabajar de memoria con unos valores concretos, cada día va a ser más necesario que las empresas puedan asesorar a sus clientes en la solución idónea para su proyecto, ya que cada edificio necesita un estudio particularizado. Para ello, resulta preciso la existencia de una potente oficina técnica en el organigrama de la organización. Se trata de un trabajo y unas modificaciones positivas que buscan mayor confort y calidad de vida para los usuarios de viviendas y edificios, con impacto en su salud”.
Y concluye señalando que “es de destacar que en el tema energético queda recorrido por avanzar para lograr el marco estratégico para el año 2050 de descarbonización de la economía y en especial del sector de la edificación. Para lograr estos objetivos, será necesario abordar aspectos relacionados con la sostenibilidad, la economía circular, la durabilidad de los materiales y mantenimiento de las prestaciones a lo largo del tiempo, la energía embebida en los materiales, el reciclado, la reutilización o el reúso de los materiales, entre otros”. “Algo en lo que -en palabras de Jon de Olabarria- el aluminio tiene y tendrá mucho que decir”.
Fuente: ASEFAVE
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